JFDI o “Just fucking do it”, tan familiar en ambientes geek, no es la versión friki del slogan que Nike convirtió en globalmente famoso, sino una buena representación de lo que buscamos, la esencia de la experimentación constante, de la tolerancia infinita al fallo o al fracaso. Como dijo un famoso científico, el fracaso es el camino más corto al éxito, así que JFDI se traduce en la mejor manera de saber si se tiene o no razón, de aprender que se puede y debe estar equivocado en ocasiones para encontrar la ruta correcta.

JFDI, que en una aceptable traducción vendría a significar “Joder, sólo hazlo”, no suena muy elegante, ni en su versión original ni en la traducida. Pero lo elegante, tan ordenado y predecible, suele estar reñido con la esencia de la disrupción, a la que fiamos el objetivo de la innovación.  Musa o no, la elegancia más bien la encontramos en la disrupción que encontramos en las ideas surgidas precisamente de lo opuesto, del caos , de la unión improbable de elementos comunes que producen un resultado genial.

A menudo dejamos de hacer cosas geniales a la espera de que se produzcan, combinen o encadenen pasos previos en una suerte de planificación imaginaria que no siempre somos capaces siquiera de verbalizar. En FABLAB M estamos decididos a romper ese círculo no virtuoso. Simplemente queremos fijar una tabla en la frontera con un cartel que invite a saltar. No queremos esperar al paracaídas para crear. No queremos esperar a aprender para hacer porque haciendo aprenderemos. No queremos aprender a usar paracaídas, queremos aprender a rebotar. Para qué tener miedo al batacazo si podemos ser de goma.